La vela y la caza han sido sin duda dos de las grandes pasiones deportivas del Rey. Estas actividades las ha seguido practicando con asiduidad hasta hace muy poco.
El esquí, en cambio, lo abandonó después de sufrir su último percance en 1995. En esta ocasión fue público, porque acudió a la boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar con el brazo escayolado. Las regatas tampoco forman parte de su vida veraniega y ya sólo navega en los barcos de sus amigos y en el 'Fortuna', cuando hay que presentar una imagen de familia unida y querida.
El caso es que a Su Majestad solo le quedaba la caza como recurso de esparcimiento y de vanidad, porque en el mundo cinegético a don Juan Carlos se le considera un buen escopeta. De hecho, tiene varios records, e incluso alguna espina, cuando Juan Abelló le arrebató el puesto en el ranking de trofeos al abatir en la finca de Alberto Alcocer un venado de gran envergadura.
Ahora las cosas han cambiado, y el Rey no acude con tanta asiduidad como antes a los cotos de Alberto Alcocer, Samuel Flores, Isidoro Álvarez, Florentino Azuaya y a otros campos pertenecientes al ghota del mundo de la empresa y la nobleza. La última vez que estuvo de cacería fue en el puente de Todos los Santos, en la finca de Patrimonio Nacional, La Encomienda de Mudela, en Ciudad Real, donde la especialidad es la perdiz roja. Se le esperaba para las fiestas de la Constitución y la Inmaculada, pero el "accidente doméstico" del que aún se está recuperando hizo que se cancelaran las monterías. Como anécdota, señalar que hace años Eric Clapton fue uno de los invitados que disfrutó de la caza diurna y, por la noche, de concierto flamenco en el propio palacio.
La razón de que don Juan Carlos haya disminuido sus citas deportivas es habitual entre los cazadores que van cumpliendo años. Hay que despertarse antes de que amanezca y pasar muchas horas de pie, con el consiguiente esfuerzo físico. Y el rey, como ha aclarado en varias ocasiones el departamento de Comunicación de su Casa, "se tiene que cuidar por prescripción facultativa".
Una silla exclusiva para el Rey
Pero don Juan Carlos, que parece que no está dispuesto a sacrificar una de sus aficiones preferidas, ha hecho que le diseñaran y fabricaran una silla especial para las largas esperas en el coto de caza, según ha podido saber Vanitatis. Se trata de una especie de taburete ergonómico con respaldo y brazos para que, de esa forma, el cuerpo descanse cuando el monarca no tiene que disparar.
No es la primera vez que a Su Majestad le fabrican un objeto de caza personalizado, pues el rey tiene una espléndida colección de escopetas, parte heredada y otras nuevas, de primera categoría que, además, marcan la moda del momento en lo que a diseño se refiere. Según parece, sus preferidas son las de la marca Kemen, que también es la favorita del príncipe Felipe, que solía acudir a cazar antes de casarse a la finca de su amigo López Madrid en Salamanca.
El Rey, por ejemplo, tuvo una mala racha y atinaba poco, pero bien aconsejado se hizo fabricar una escopeta con un diseño ultramoderno con dos cañones superpuestos adaptados al tiro de perdiz. Parece que una de las características de este tipo de arma es que no se desajusta, por muchos tiros que se disparen. Escopetas exclusivas para un tirador de sangre azul.
Otros cazadores, que también las encargan tuneadas en Eibar y Elgoibar, son Alejandro Agag, el sirio Rahman el Asir, casado con María Longoria, Amusategui, Emilio Botín, el sultán de Brunei y el príncipe consorte de Dinamarca. Incluso, cuentan que Alberto Alcocer se llevó de una tacada veinte escopetas y rifles, cinco del calibre 22 y las otras del 20. Hay lista de espera y los artesanos tardan cerca de quince meses en construir una escopeta de las denominadas normales. El Rey, siempre tiene preferencia.
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