Fuera microchip a golpe de cuchillo
Lola, una galga de un año, se recupera de las heridas provocadas por su verdugo para evitar ser identificado
Dicen que febrero es muy mal mes para los galgos. Un estremecedor reportaje así lo atestigua. Pero lo son todos los del año siempre que no cumplan las condiciones físicas que les exigen sus dueños, transformados en verdugos cuando la 'herramienta' no funciona. Porque para algunos, lamentablemente, este can tan español solo tiene una utilidad, aunque tambien por suerte son cada vez más las personas que han descubierto la nobleza de este animal tan asustadizo y esquivo (por algo será) y lo integran en la familia.
Lola, como así la han bautizado, es una galga de un año que fue abandonada a su suerte. Estaba tumbada en la rotonda entre Boecillo y Tudela, invisible para muchos conductores, aunque una joven pareja paró su vehículo y se acercó a ella. No huyó. Dejó que el humano se acercara, aunque el humano le había abandonado a su suerte (la gran contradicción).Tenía dos heridas, una de ellas podría haber sido casual, fruto de algún corte durante una carrera, que afectaba a las almohadillas de una de las patas, rasgadas de lado a lado; pero otra cruel e intencionada provocada por la mano del salvaje que, sin reparo y con la ayuda de un cuchillo, al parecer de sierra, ya que se apreciaba el tipo de corte, le abrió una parte del cuello para extraerle el microchip y así no poder ser identificado, ni el animal y el cruel dueño.
Pero su destino no era acabar malherida, desnutrida, muerta y a merced de los carroñeros. Subió al maletero del coche, apenas 17 kilos de salto, y fue trasladada a la clínica veterinaria de Tudela, donde generosamente fue atendida y curada de las heridas. Ahora se repone en casa de Feli, una mujer que reside en el municipio tuledano y que hace de casa de acogida para muchos perros abandonados o maltratados. Lola convive allí de forma temporal con sus tres mascotas y ha engordado cuatro kilos.
Feli no tiene palabras ya en el vocabulario para definir tanta crueldad como ha visto ejercer sobre los animales. Y busca una casa, un hogar definitivo para Lola, una galga sin rencor, buena, cariñosa, a la que también saca de paseo entre semana la pareja que la encontró. Va al paso cuando camina, no tira de la correa y hace sus necesidades fuera de casa.
http://www.elnortedecastilla.es/valladolid/201602/02/fuera-microchip-golpe-arma-20160202102013.html
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