El Seprona busca a los autores del ahorcamiento de los dos galgos
La investigación comenzó cuando el hombre que los encontró llevó al cuartel una foto
Ignacio López, el vecino que hace dos semanas encontró a dos galgos ahorcados de un olivo, en un solar entre Torreciega y la barriada José María Lapuerta, no quedarán en el olvido. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), dependiente de la Guardia Civil, ha abierto una investigación para esclarecer los hechos, según explicó a este diario un portavoz de la Delegación del Gobierno. Anteayer la Benemérita no tenía constancia de los hechos al no haber una denuncia por escrito. Sin embargo, a raíz de que Ignacio López entregó una fotografía de los galgos ahorcados en el cuartel de la Guardia Civil, una semana después de que se los encontrara, el Seprona inició una investigación para averiguar quiénes fueron los autores.
Ésta fue la tercera vez que el hombre que encontró a los galgos colgados de un olivo denunciaba los hechos. La primera, según relató a este diario, fue el mismo día que los vio, «cuando apenas hacía poco tiempo que estaban ahorcados», indicó. Ese día primero llamó al Seprona y puso en conocimiento lo que había pasado. La segunda fue en la Policía Nacional, pero éstos le dijeron que no era de su competencia.
Imagen «aberrante»
Ignacio López se encontró a los galgo hace dos semanas cuando daba un paseo a primera hora de la mañana cerca de Torreciega.
Según contó fue una de las imágenes más «aberrantes» que ha visto nunca.
Numerosos lectores dieron ayer su opinión de los sucedido a través de la página web de 'La Verdad'. Parte de algunas de las versiones que se recogieron en los comentarios se reproducen junto a esta líneas.
Hasta que esta noticia no salió en los medios , el seprona y la Guardia Civil no han hecho nada
«El que los colgó no tiene alma»
«Me quedé petrificado. El que lo hizo no tiene alma, es un salvaje, no es persona». Ignacio López es un vecino de Cartagena de 48 años de edad, que hace dos semanas vio una de las imágenes, confiesa, más aberrantes y crueles de su vida: dos perros galgos ahorcados de un olivo, en un solar entre Torreciega y la barriada José María Lapuerta, a escasos cien metros del nuevo vial que unirá la Ronda Norte con el Cabezo Beaza.
«Salí a pasear, como hago casi todos los días, muy temprano. Nunca había pasado por allí. Eran las siete de la mañana cuando los vi. No me lo podía creer. Se me cayó el alma al suelo. No entiendo cómo una persona puede hacer semejante crueldad», comenta.
En ese momento, relata, sitió tanta rabia que pensó en descolgarlos, pero fríamente creyó conveniente ponerlo en llamar por teléfono al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y comunicarle la situación. «Les indiqué mi posición y lo que estaba viendo, entonces me dijeron que me llamarían para tomar cartas en el asunto. Al poco me llamaron de la Guardia Civil de Lorca. Sorprendido les dije que la zona pertenecía a Cartagena, pero ya no volvieron a contactar conmigo», asegura.
Pasada una semana, Ignacio volvió a pasear por la misma zona con la esperanza de no ver ya la imagen que días atrás le encogió el corazón. Pero los galgos seguían allí, «en un estado de descomposición muy avanzado, y con un olor nauseabundo. No se podía estar».
Fue entonces cuando, al ver que la Guardia Civil no había atendido su solicitud, pero en este cuerpo le dijeron que no era competencia suya, sino de la Benemérita.
«Como no podía dejar que aquello se quedara así pedí a mi hermano Carlos que hiciera fotografías. Revelé una en papel y la llevé al cuartel de la Guardia Civil. Pero hasta ahora no han hecho nada. Es injusto. Alguien debería pagar por lo que ha hecho, porque de lo contrario lo volverá a hacer», auguró.
Llevó una foto al cuartel
No sabe quién ha podio hacer tal salvajada, como él mismo la describe, aunque cree que puede ser alguien que conoce la zona y sabe que es un paraje poco transitado.
Ignacio es un amante de la naturaleza y de los animales. En su casa dice que tiene pájaros, gatos y perros y confiesa que nunca se le ha pasado por la cabeza hacerles daño ni mucho menos cometer una «barbaridad» de ese estilo. «Solo son animales indefensos que buscan el cariño del hombre», razona.
El pasado sábado volvió al lugar y harto de ver esa cruel estampa descolgó a los canes. «De la rabia que llevaba contenida desde hacía dos semanas me decidí y corté las ramas. Ahora están en el suelo. Creo que ya nadie se hará cargo de ellos», se lamenta.
Desde la Delegación del Gobierno, una portavoz indicó que la Guardia Civil no tiene constancia de los hechos al no haber una denuncia por escrito.
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