Cumpleaños entre perros y gatos
La fiesta que cada año celebran Cecilia, de 7 años, y Martina, de 6, está marcado en rojo en los calendarios de decenas de compañeros de clase, vecinos y amigos. Empezando porque en realidad ambas hermanas celebraban su «no cumpleaños», al más puro estilo del País de las Maravillas, en el parque situado junto a su casa del Albaicín, en Granada. Así lo explica Virginia Choquet, ingeniera de profesión y madre de las pequeñas: «Cecilia cumple en marzo y Martina, en mayo, así que todos los años lo celebran las dos juntas con una macrofiesta. Desde principios de curso ya hay niños preguntando por este día», se ríe.
Todo el mundo tenía que acudir disfrazado, con algún motivo relacionado con la célebre película Viaje a la Luna, de Méliès. Y la originalidad de la cita iba más allá: en lugar de los tradicionales regalos, los invitados recibieron una propuesta diferente: «Ofrecimos la posibilidad de ayudar a los animales. Las niñas hicieron una hucha para recoger los donativos y, aunque vivimos en Granada, decidimos destinar la recaudación a la Protectora de Málaga porque una buena amiga trabaja allí».
La familia quiso enfocar la ayuda de forma concreta hacia algunos de los animales más necesitados. De manera que desde el refugio les enviaron fotos de tres perros: Odicia, una pequeña bulldog que padecía leishmania; Harly, que sufre una alergia al polvo que le daña los ojos; y las galgas Kika y Keka, que son hermanas y de las que la segunda sufría un tumor.
La respuesta fue unánime y la recaudación ascendió a 235,07 euros, exactos. «Ellas abrieron y contaron los donativos, enseguida lo guardamos y vinimos a Málaga a entregárselo a la Protectora», dice Choquet. «Las niñas están muy contentas de haber ayudado a los animales, se ven crecidas porque pueden aportar cosas interesantes. Las dos están muy concienciadas», añade, y considera que, como padres, se lo tomaron también como una oportunidad para educar en valores y enseñarles qué es y para qué sirve una entidad conservacionista. «Cuando son pequeños te sorprende como lo asimilan todo y lo transmiten». Preguntada sobre la posibilidad de que cunda su ejemplo, responde: «Hay mucha gente dispuesta a ayudar, pero no se le ha ocurrido hacerlo así».
Lección de vida
La lección más difícil que las pequeñas Cecilia y Martina han tenido que aprender es que, a veces, los cuentos no tienen un final feliz. Desde la celebración, la familia ha seguido de cerca las tres historias: la bulldog Odicia murió de un infarto en una casa de acogida; Harly vive con un voluntario, mientras que la galga ha podido recibir tratamiento veterinario gracias al dinero que recaudaron.
«Es un lujo contar con gente así, cuando vi la cajita se me saltaron las lágrimas», afirma Carmen Manzano, presidenta de la Sociedad Protectora de Animales de Málaga. «Los niños han pensado que en vez de un regalo podían dar algo a los perros que lo necesitan. ¡Incluso hicieron un sello con el logo de la asociación para quienes han colaborado! Es una maravilla, cualquier madre estaría encantada de que sus hijos tengan ese corazón y esa forma de enfocar la vida. Están educados en el respeto a los seres vivos, serán buenas personas», sentencia Manzano.
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