Realmente no es una historia de un adoptado, sino de un reencuentro pero de todas maneras, preparad pañuelos de papel.
La historia me la mandó Victoria, de Villabichos, ella lo vivió en vivo y en directo....
No son frecuentes las historias con final feliz. Por eso hoy quiero compartir con vosotras la historia de Toy.
Toy es ese precioso cocker dorado, que un día de marzo llegó a la perrera de Burgos, recogido en una calle cualquiera.
Asustado, con una fuerte conjuntiviris, cegado por las legañas..... realmente no parece un buen inicio. Pero en la perrera leen el chip de Toy, y pronto localizan a sus dueños en Madrid. Apenas pueden creerse la noticia: ¡ Toy "se perdió " en Burgos en el puente del Pilar de 2.005 !. Hacía más de tres años que su perrito no estaba en casa....¿ Cómo creerse que ahora, de pronto, Toy les estaba buscando?.
Asombrados, nerviosos, un poco preocupados, envian toda la documentación para recuperar a Toy. Y deciden ponerse en viaje, en su búsqueda, el lunes.
Cuando llego a la perrera a las 10, ellos ya están esperando. En el asiento de atrás del coche, una cunita nueva, una correa, un collar, un montón de juguetes. Entre las pelotas, los huesos, los muñecos de plástico de vivos colores..... un viejo osito de peluche. Sin un ojo, con el algodón escapándose por una de sus patas, Osito parece desentonar entre el resto de las cosas. Roberto coge el collar, la correa... y a Osito.
Y entramos en la perrera. Mientras esperamos que traigan a Toy, nos preguntamos, un poco nerviosos cual será su reacción..... Se abre la puerta y Toy pasa de la oscuridad a la luz guiñando sus ojitos llenos de legañas..... " Toy, precioso, mi perrito....." le dicen mientras él olisquea asombrado a esas dos personas que le llaman. Intentando recordar sus voces, sus olores, y ese nombre que le pusieron cuando era un cachorrito feliz.
Y Toy se acerca, y se pone sobre sus patas traseras para poder verlos mejor, oirlos mejor..... Y su pequeño rabito no es capaz de expresar toda la felicidad que siente.
Todo el cuerpo de Toy se mueve al ritmo de la alegría.
Y se abraza a sus amos, y los lame, y no sabe qué más hacer para demostrar que es feliz de volver a verlos. Por el camino que lleva a la salida, Toy va contento con sus dueños.
Entre los dientes sostiene, con cuidado, a Osito.
Que esta historia con final feliz sirva de aliento y esperanza a todos aquellos que siguen buscando a sus amigos peludos sin cejar en el empeño. Ójala ese reencuentro que soñáis por fin se haga realidad .
Durante tres años, guardaron su osito .... para quqe pudiera volver a jugar con él....
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